Actualmente se habla de la alergia como la epidemia del siglo XXI, tanto es así que en el 2025 se prevee que casi el 50% de la población tenga algún tipo de alergia. Usted o algún familiar cercano seguro que entrarán en esa estadística futura. Mi pasión por mi trabajo me ha llevado a crear este blog, con el que me lanzo a la autopista de las redes sociales con el fin de aportar mi experiencia y conocimientos para que la persona alérgica sea capaz de asumir su enfermedad, comprenderla y convivir con ella de la forma más natural y equilibrada posible. El reto es grande pero la ilusión es mayor.

10 de diciembre de 2012

"LO INTOLERABLE DE LAS INTOLERANCIAS"

                
Doctora, he leído por Internet que existen unos análisis que te dicen todos los alimentos que te sientan mal, incluso para las personas que tenemos alergia. Son muy caros, señal de que deben ser buenos, además, mi vecina que se lo ha hecho, dice que ha cambiado su vida. Usted me lo recomienda?. Este ejemplo es el del paciente que valora tu opinión, otros vienen con el test ya hecho directamente...
En la entrada anterior también empezaba con una pregunta realizada por un paciente, en ese caso os comentaba que era de las que más trabajo me costaba responder. Hoy me ocurre todo lo contrario, mi respuesta no tiene dudas. Menos mal que no siempre lo tenemos tan difícil... 
 
Para poder responderos con propiedad primero creo que es necesario que os explique las bases médicas de las reacciones a los alimentos en las personas.
Este tipo de reacciones son muy frecuentes. Aproximadamente el 20% de la población presenta durante su vida algún problema de hipersensibilidad con alimentos. En los últimos años se ha producido un aumento tanto en la frecuencia como en la preocupación por este tipo de reacciones en los países desarrollados. Las limitaciones de la Medicina y el acceso a todo tipo de información a través de Internet han originado entre la población la falsa creencia de que muchos de los síntomas que presentan como dolor articular, cansancio, migraña, eccemas, picor, asma, diarreas, estreñimiento, depresión, ansiedad, obesidad...hasta el estrés..., son debidos a reacciones inducidas por alimentos. Esto ha contribuido al aumento de métodos diagnósticos de lo más variopintos, lo que dificulta y retrasa muchas veces un diagnóstico precoz y fiable del problema. 
Se sospecha que al menos la mitad de las alergias alimentarias que la población cree padecer, en realidad no son alergias. Es muy importante un diagnóstico cuidadoso para prevenir dietas innecesarias que pueden originar déficits nutricionales en adultos y retrasos en el crecimiento y desarrollo de los niños.

 
Mafalda odia la sopa, a nuestro pequeño Shin Chan no le agrada el pimiento y mi relación personal con el queso deja mucho que desear...en estos casos es cuestión de gustos, pero no siempre es así.
 
Cuando algo que comemos actúa de forma negativa sobre nuestra salud es lo que en Medicina denominamos como "reacción adversa a un alimento".
Hasta el año 2000 la confusión en cuanto a este tipo de reacciones era muy grande; términos como intolerancia, alergia, reacción adversa, se usaban indistintamente y sin control. La Academia Europea de Alergia en el año 2001 simplificó la clasificación de este tipo de reacciones y las definió como hipersensibilidad a los alimentos. En el año 2003 la Organización Mundial de la Alergia (WAO) revisó y aprobó esta clasificación.
Hipersensibilidad a alimentos:
         1Alergia alimentaria: está implicado el sistema inmunológico de la persona .
                1a. Mediadas por IgE: es la forma más conocida como alergia. Existe riesgo de anafilaxia.
                1b. Mixtas IgE/no IgE: gastroenteropatías eosinofílicas, esofagitis eosinofílica.
                1c.No IgE mediadas: proctitis, proctocolitis alérgica y enteropatías/enterocolitis por proteínas de la dieta. Incluye la enfermedad celiaca.
        2-Hipersensibilidad no alérgica alimentaria: no mediadas por mecanismos inmunológicos  Antes conocidas como intolerancias a los alimentos.
               2a. Metabólicas: existe déficit de enzimas para la adecuada digestión de un alimento (por ejemplo, déficit de lactasa, origina intolerancia a la lactosa, un azúcar presente en la leche).
               2b.Farmacológicas: por sustáncias químicas presentes de forma natural en los alimentos (histamina, etc).
              
En próximos días espero hacer una entrada con más tranquilidad, para hablaros de las características de cada una de ellas, en especial de las reacciones de alergia a alimentos inmunológicas pero no mediadas por IgE. Son las grandes desconocidas y con frecuencia olvidadas por nuestra profesión.
 
                                            
Hoy me quiero centrar en los métodos que tenemos los médicos para poder diagnosticar estas enfermedades.
El diagnóstico de hipersensibilidad alérgica alimentaria se basa en tres aspectos fundamentales:
- Demostrar la asociación causal  (si el alimento que sospechamos es el responsable o no)
- Diferenciarla de otros posibles motivos de reacción adversa (diagnóstico diferencial)
- Demostrar el mecanismo inmunológico implicado

Para esto los médicos disponemos de las siguientes herramientas:

1. Anamnesis: 
Esta palabra de origen griego significa "rememoración", traer al presente los recuerdos del pasado. Platón la utilizaba para referirse a la capacidad que tiene el alma para recordar los conocimientos que esta olvida al entrar en un nuevo cuerpo.
En Medicina, la anamnesis es la información que el paciente proporciona al médico, y que pasa a formar parte de la Historia Clínica. Cada vez ha ido cediendo paso a otros métodos más técnicos y novedosos, limitada también por los escasos minutos que cada paciente tiene asignados en la agenda del médico. En estas enfermedades es una herramienta fundamental. El médico debe dejar hablar al paciente y debe también escucharlo. En especial a las madres de los niños con problemas de este tipo, son sabias en la historia de los síntomas de su hijo y sus conocimentos facilitan enormemente nuestro trabajo.
La historia clínica debe hacer notar los posibles alimentos causales, la forma en que se ingiere, la cantidad, el curso temporal de las reacciones, los síntomas y los factores asociados como el ejercicio físico o la ingesta de aspirina o alcohol.
Debemos saber escuchar y a la vez guiar al paciente mediante las preguntas oportunas. 
2. Exploración física:
Ha de ser minuciosa. El médico a través de ella recibe información sobre el estado de los diferentes sistemas del cuerpo humano (piel, respiratorio, digestivo, etc.). Entre una reacción y otra es posible que no se encuentre nada fuera de lo normal. Se debe de vigilar los percentiles de talla y peso de los niños.


Aunque la historia clínica a menudo nos proporciona información sobre el posible alimento responsable de la reacción alérgica, ni la anamnesis ni el examen físico por sí solos logran diagnosticar estas hipersensibilidades. Para confirmar el diagnóstico nos tenemos que ayudar de pruebas complementarias específicas.

3. Pruebas complementarias: Existen dos tipos diferentes.
           3a. Pruebas "in vivo" : realizadas directamente sobre el paciente. 
                   -  Tests cutáneos:  prick test, prick-prick test. Se utilizan extractos o alimentos directamente sobre la piel del paciente. Son rápidas y simples de realizar. También se utiliza el alimento aplicado en parche sobre la piel (patch test) con lectura a las 48-96 horas en caso de reacciones tipo no IgE.
                   -  Prueba de provocación oral. Esta es el método de referencia en alergia alimentaria y consiste en hacer una exposición (provocación) con el alimento sospechoso , en un medio hospitalario y de forma controlada. Lo ideal es realizarla doble ciego, es decir, ni el paciente ni el médico conocen el alimento que se le está dando a probar. Para evitar reacciones subjetivas sicológicas en una de las ingestas se administra un placebo (alimento falso que semeja al real)  
                   - Prueba reto : consiste en eliminar de la dieta el alimento sospechoso durante un tiempo y reintroducirlo posteriormente con cuidado. Esta prueba se suele utilizar en casos de reacciones no IgE mediadas.
          3b.Pruebas "in vitro": realizadas en el laboratorio.
                   - Análisis de sangre con determinación de IgE específica. Permiten confirmar el diagnóstico sospechado por la historia clínica y pruebas cutáneas. Adquieren especial importancia cuando las pruebas "in vivo" están contraindicadas. Estas pruebas complementarias están dirigidas especialmente para diagnosticar las reacciones de alergia mediadas por IgE.
                  - Estudio de las heces y del aire espirado: útiles para la hipersensibilidad a alimentos no alérgicas tipo metabólicas (antiguas intolerancias)
Un tipo de prueba que engloba tanto el estudio directo sobre el paciente como el análisis en laboratorio es la  endoscopia con biopsia, esta se realiza en algunos casos de reacciones alérgicas a alimentos para determinar la respuesta a los cambios en la dieta.

Estas pruebas han demostrado durante estos años su validez científica y son las únicas en las que podemos confiar en la actualidad. 


Hay métodos que pretenden ser diagnósticos no avalados por la comunidad científica y que algunos médicos no especialistas usan. Esto, además de un gasto innecesario,  origina falsos diagnósticos y gran confusión entre los pacientes.
En este sentido cualquier método diagnóstico que no haya demostrado eficacia en ensayos clínicos se debería considerar no válido, o de valor incierto o no comprobado. 

¿Cómo sabemos si una prueba es válida o no desde el punto de vista científico?
No es que se decida de forma arbitraria, esta sí, esta no...esta me gusta, esta no tanto.... 
Para que un método se considere diagnóstico  es necesario que cumpla tres requisitos fundamentales:
    1.Debe mostrar validez: quiere decir que la prueba debe medir lo que realmente quiere determinar. Los resultados conseguidos con esta prueba se comparan con otras cuya validez ya está demostrada, reconocida.
    2. Debe ser reproducible: si la prueba se realiza varias veces sobre una misma muestra en circunstancias similares, el resultado deberá ser el mismo o muy parecido.
    3. Debe ser seguro:  indica confianza en el resultado,  nos dirá si realmente la persona está o no enferma. Para ello se utilizan unas medidas ya establecidas por la comunidad científica.

Una prueba será incierta o no comprobada cuando incumpla los requisitos anteriores. En tal caso no será apropiado denominarla como "diagnóstica".
Por este motivo debemos ser muy cautelosos y no dejarnos seducir por la publicidad grandilocuente y engañosa de algunas pruebas denominadas como "tests de intolerancias y alergias alimentarias". La cantidad de pruebas comerciales que aseguran poder diagnosticar la hipersensibilidad a alimentos es grande y continua aumentando. Suponen una forma irresponsable, fácil y rápida de ganar dinero.



¿Cuales son estas pruebas diagnósticas de valor dudoso o no comprobado en las reacciones a alimentos? 

1. Pruebas in vitro (análisis de sangre):
                  1a. Pruebas citotóxicas (Test ALCAT, NOVO Immogenics): se basa en poner en contacto en el laboratorio células de sangre del paciente con diversos alimentos y observar si muestran cambios que indiquen que se han activado, como el aumento de tamaño o de número. El nombre es muy científico y la idea parece fiable, de hecho esta técnica se utiliza en estudios inmunológicos con otros fines; pero los resultados son muy subjetivos, nada reproducibles y de poca confianza. No existe ningún país en el que las aseguradoras privadas o la sanidad pública cubran estas pruebas. No hay publicados artículos de calidad en revistas médicas que aporten datos sobre su valor científico. Los estudios que presentan son resúmenes en congresos o publicados en revistas menores. Los problemas de salud que "solucionan" estas pruebas son tantos que huele a engaño o a poderes mágicos.
                1b. Pruebas de determinación de IgG específica frente a alimentos (Test A200, Test IADM o de Intolerancias Alimentarias Dieta Mediterranea, ImuPro300, Test FIS): durante los años 90 aparecieron laboratorios que ofrecieron la determinación de inmunoglobulinas (anticuerpos) frente a alimentos, pero en la actualidad la IgG específica es la que tiene más protagonismo. Se evalúa frente a una larga lista de alimentos y según los resultados se recomienda al paciente una serie de dietas de evitación que resultan  muy complejas de seguir ya que prohiben numerosos alimentos.
Cuando estudios científicos comparan esta prueba con la de referencia en alergia a alimentos, la provocación oral, se ha visto que los resultados no coinciden, tampoco son reproducibles y no se correlacionan con la clínica del paciente por lo que se cuestiona su utilidad.
La presencia de IgG frente a alimentos indica exposición a los mismos, es decir, contacto habitual, y no sirve para el diagnóstico de alergia a alimentos.
Además se ha observado que estos niveles de IgG, especialmente la IgG4, aumentan cuando la persona adquiere tolerancia al alimento al que tenía alergia y no cuando empeora, como defienden los realizadores de este tipo de pruebas.
                  1c. Análisis capilar (mineralograma del cabello): detecta minerales y metales pesados en una muestra de cabello. Se basa en la idea de que son los metales pesados los que causan la intolerancia.


2. Pruebas in vivo (sobre el paciente):
Las técnicas siguientes no tienen credibilidad científica ni han demostrado su eficacia clínica para diagnosticar reacciones de hipersensibilidad a alimentos.     
                2a. Biorresonancia (Test ELMA, Nutri10, LaPHYTEST): es una corriente médica alternativa que entiende la enfermedad como un desequilibrio energético, de forma que el cuerpo enfermo emite ondas electromagnéticas alteradas. Un aparato de biorresonancia es capaz de captar esas ondas, equilibrarlas y devolverlas al paciente ya normalizadas. Diagnostica y trata a la vez diversas anomalías, además de las reacciones a alimentos, como artrosis, fibromialgia, fatiga crónica e incluso el cáncer.
                2b. Cinesiología aplicada: este método se basa en que cada alteración del organismo se acompaña de una disminución de fuerza muscular. Los alimentos sospechosos se preparan en una botella de cristal que el paciente ha de sujetar con una mano. Se mide la pérdida de fuerza del brazo contrario.
                2c. Provocación y neutralización subcutánea y sublingual: consiste en la administración sublingual o subcutánea  de extractos de alimentos de forma progresiva hasta que aparecen los síntomas, después se administra una dilución mayor para neutralizarlos. Utilizada por los ecologistas clínicos. Implicación subjetiva importante del paciente. Los síntomas se reproducen en esos pacientes cuando se administra un placebo (alimento falso).
               2d. Test de DRIA: basada en que cuando hay hipersensibilidad a un alimento, se produce un descenso de la fuerza muscular al consumirlo. Se administra debajo de la lengua (sublingual) y si se produce una caida de la fuerza muscular superior al 10% consideran que existe una reacción frente al alimento valorado.
               2e. Electroacupuntura o prueba electrodérmica: consiste en medir la resistencia de la piel al paso de una corriente eléctrica en unos puntos determinados para detectar hipersensibilidad alimentaria. Si se produce una caída en la corriente cuando la placa de aluminio toca la piel, se considera diagnóstico.
               2f.  Pulso reagínico: prueba del pulso que consiste en medir si existen cambios en la frecuencia del pulso después de que el paciente haya consumido el alimento sospechoso.


Con frecuencia estos test y pruebas ofrecen información nutricional adicional y excluyen gran cantidad de alimentos supuestamente perjudiciales durante largos periodos de tiempo.
Sin consejo nutricional adecuado una dieta restrictiva puede conducir a carencias alimentarias graves. En el caso de los niños además, afecta  de forma severa a su crecimiento y desarrollo posterior.                
 
Podéis encontrar las opiniones que tienen las Sociedades Médicas  sobre el uso de este tipo de pruebas en los siguientes enlaces: WAO (Organización Mundial Alergia), EAACI (Academia Europea Alergia), SCAIC (Sociedad Catalana Alergia), SEAIC (Sociedad Española Alergia), SEEN (Sociedad Española Endocrinología Nutrición), SEEDO (Sociedad Española Estudio Obesidad) y AEDN (Asociación Española Dietistas Nutricionistas)
 
CONCLUSIONES:
  • El diagnóstico de hipersensibilidad alimentaria se consigue mediante la historia clínica y las pruebas científicas disponibles (validadas), entre las que destacan las pruebas cutáneas, la determinación de IgE específica y la pruebas de exposición (provocación).
  • Actualmente no existe ningún método alternativo ni complementario que pueda ayudar al diagnóstico de reacciones adversas a alimentos. Estas pruebas no se recomiendan en la práctica clínica debido a que no cumplen los requisitos para ser válidas científicamente.
  • Los métodos diagnósticos no validados son costosos y retrasan el diagnóstico y el tratamiento adecuados en los pacientes con hipersensibilidad alimentaria.
  • Todos los médicos deberíamos estar alerta sobre su uso y proteger a los pacientes 

Como médico soy consciente de que en ocasiones llegar a un diagnóstico y conseguir solucionar con éxito el problema que nos plantea el paciente puede ser complicado, largo e incluso decepcionante para ambas partes. Esto no nos tiene que conducir nunca a  "agarrarnos" como una tabla de salvación a pruebas engañosas en su publicidad, en sus métodos y en sus resultados que lo único que consiguen es producir un coste humano y económico totalmente censurable. Lo mejor en estos casos suele ser volver a consultar con el especialista adecuado y replantear el problema. A veces hay señales que pueden pasar desapercibidas o que se pueden manifestar de formas diferentes.
El contacto y la comunicación con el médico es fundamental.

Llego al final de este artículo respondiendo a la pregunta que me planteaba mi paciente:
Doctora, he leído por Internet que existen unos análisis que te dicen todos los alimentos que te sientan mal, incluso para las personas que tenemos alergia. Son muy caros, señal de que deben ser buenos, además, mi vecina que se lo ha hecho, dice que ha cambiado su vida. Usted me lo recomienda?
Mi respuesta es un NO rotundo, sin excepciones ni dudas!